GRANIZADA EN LA PAZ, BOLIVIA

77 personas fallecieron, 103 resultaron heridas y 50 se encuentran desaparecidas y más de 10 millones de dólares en perdidas y daños.

Eran aproximadamente las tres de la tarde del martes 19 de febrero de 2002, más negro que haya vivido la ciudad de La Paz, se midió una intensidad de precipitación de 41 milímetros-hora desde las 14:20 hasta las 15:45 HLB.

Se trata de una cifra histórica, pues la anterior mayor precipitación se produjo en 1976, cuando se registró una intensidad de 32 milímetros-hora.

La granizada poco común en esta parte del Bolivia, aún más cuando cinco comarcas se quejaban de que tenían ocho meses sin llover y había verano prolongado este se interrumpe de forma impredecible cuando de manera localizada en La Paz se presenta este fenómeno de la granizada con lluvia torrencial sin previo aviso que causo incontables daños en la población y a la economía a través de los deslaves que generaron torrentes de aguas sin control que arrazaron todo a su paso.

La nube asesina tenía diez kilómetros de alto

Los signos de la fatalidad coincidieron ese día. Se formó una masa nubosa gigante, como muy pocas veces ocurre, que se paró a la altura de la pendiente más alta de la ciudad desde donde bajan los ríos, y descargó su furia durante una hora y 25 minutos.

La nube negra, que provocó la mayor granizada que sufrió La Paz el martes, tenía 10 kilómetros de altura y llegó a cubrir gran parte de la ciudad.

Se formó en las planicies de Alto Lima y fue tan grande y densa que llegó a oscurecer a la urbe, según el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología

La supercélula se estacionó entre las zonas Norte y Central por más de una hora y recorrió de norte a sur.

En la parte baja de la ciudad se debilitó una vez que lanzó su mortífera durante 1 hora y 25 minutos.

Si el país tuviera radares meteorológicos, cuyo costo alcanza a 1,5 millones de dólares, pudo haberse detectado el fenómeno con cuatro horas de anticipación, afirma el jefe del servicio de Meteorología del Senamhi, Reynaldo Maldonado.

Inclusive es posible destruir esas nubes asesinas, que causan grandes pérdidas agrícolas con cohetes antigranizo que impactan en el núcleo de la célula.

Hace unos años, otra cúmulus nimbos gigante arrasó los cultivos de uva en Tarija provocando cuantiosas pérdidas. Ya entonces se habló de adquirir equipos.

Según el Laboratorio de Física de la Atmósfera de la UMSA, la tarde del martes ocurrió "un fenómeno excepcional".

La radiación ultravioleta y la temperatura bajaron bruscamente.

La ciudad se hizo noche y la temperatura descendió de 13,3 grados a 8,2.

La formación de nubes que traen granizo es frecuente en el altiplano y los valles durante el verano, pero es extraordinario que se forme una masa tan enorme como la del martes.

Todos los signos de la fatalidad concurrieron ese día entre las 14:20 y 15:45.

La nube más grande con una carga letal se parapetó sin moverse en el peor lugar de la ciudad, la zona Norte.

¿Cómo se formó una nube tan grande?

El meteorólogo Maldonado explica que las nubes se fueron acumulando y una corriente de viento muy fuerte en la parte superior impidió que se dispersaran.

En el núcleo de la célula la temperatura llega hasta 20 grados bajo cero, haciendo que la lluvia se congele y el peso desencadene la descarga.

Esa lluvia y granizada rompió todos los récords.

En 1976 se produjo un tormenta similar cuando cayó 32 milímetros de agua en una hora.

El martes 19 se rompió este registro con 39,4 milímetros de agua por hora con una intensidad de 41 milímetros.

El Senamhi trabaja con imágenes satelitales que hacen seguimiento a las masas de aire y está conectada vía internet con la Unión Meteorológica Mundial que proporciona datos cada día. Pero la formación de nubes son fenómenos locales que requieren de equipos especializados.

Ni siquiera todas las estaciones del Senamhi que controlan el clima para la aeronavegación están interconectadas. Sólo lo están 30. El TGN le ha ido recortando su presupuesto.

LISTA OFICIAL DE MUERTOS

(ACTUALIZADO DIA JUEVES 21 DE FEBRERO2002, 08:00 GMT.)

Mujeres

1. Cristina Conde (45)
2. Juana Estela Capcha (43)
3. Filomena Huacota (52)
4. Martha Nina Cochi (32)
5. Dominga Choque V. (44)
6. Teresa Delgadillo (se)
7. Paulina Mamani (se)
8. Benita Quispe C. (64)
9. Máxima Llave J. (55)
10. Carmen Morales (55)
11. Miriam Moldes (se)
12. Teófila Moldes R. (se)
13. Elvira Blanco Llave (51)
14. Nilda Aliaga Claure (se)
15. Teresa Delgadillo (52)
16. Santusa Rosalía Silva (36)
17. Filomena Huanca (se)
18. Martha Sullka (se)
19. Rosa Huayhua (41)
20. Juan María Surse (se)
21. Francisca Condori (se)
22. Nery Alejandra Valle (se)
23. Lorena Marquiño (se)
24. María Miranda L. (se)
25. Nataly Durán Fuentes (se)
26. Nilda Carrión Castro (50)
27. Marisol Lozano Plata (se)
28. NN (se)
29. NN (30)
30. NN (40)
31. NN (emb. de 8 meses)
32. NN (se)
33. NN (se)

Niñas

1. Albina Cristina Patiño (3)
2. Ana Claudia Castillo (1)
3. Cristina Villa Quispe (6)
4. Estefanía Durán (12)
5. Judith Carla Choque (6)

Hombres

1. David Calisaya Conde (20)
2. Antonio Ayca Choque (40)
3. Rigoberto Castrillo (24)
4. Marcela Amusquívar (40)
5. Salomón Poma Choque (37)
6. Hugo Rubén Nava (44)
7. Carlos Manuel Estrada (se)
8. Domingo Quispe V. (se)
9. Hugo Nava Cahuaya (se)
10. Milton Aliaga (se)
11. Carlos Loayza Patón (se)
12. Jaime Choque Poma (se)
13. Alejandro Ulloa L. (se)
14. Eugenio Quispe (se)
15. Andrés Marquiño (se)
16. Daniel Marquiño (se)
17. Juan Fernando Mayta (se)
18. Francisco Choque P (se)
19. Angel García O. (65)
20. Marco Antonio Ulloa (se)
21. Carlos Montesinos (se)
22. NN (se)
23. NN (se)
24. NN (se)
25. NN (se)

Niños

1. Iván Ojeda Ojeda (6 meses)
2. Javier Limachi Mamani (4)
3. Cristian Werner (6)
4. NN (se)

Muertos confirmados: 67

Por confirmar: 10

Total muertos: 77

Fuente: Policía Nacional


RECONOCIMIENTO A LOS HEROES ANONIMOS

Voluntarios caídos del cielo

No pensaron dos veces para arriesgar su propia vida, desafiar a la riada y ayudar a alguna persona en la tempestad del martes.

Sin uniforme ni grado, muchos héroes anónimos olvidaron el miedo con el objetivo de salvar una vida.

Su recompensa es invaluable.

No vestían uniforme ni tampoco acataban las órdenes de alguna voz de mando.

Obedecían a un mandato interno, a aquel envión solidario que se apodera de las fibras más íntimas cuando el desastre alcanza ribetes de espanto.

Es incalculable el número de héroes anónimos que el día en que prácticamente se cayó el cielo en la ciudad prestaron socorro a las víctimas del infortunio.

Aquellos civiles que acudieron al llamado son las brigadas escolares, voluntariado de la Alcaldía, juntas de vecinos, bomberos voluntarios y muchos transeúntes que se atrevieron a arriesgar sus vidas en auxilio del prójimo.

Embarrados hasta las rodillas, varios de ellos sin el equipo adecuado para tareas de salvataje, arriesgaron sus vidas tratando de socorrer a las víctimas de la catastrófica jornada del martes pasado.

Si bien algunos fueron adiestrados para aquellas tareas de rutina, y otros obedecen a un gesto de noble voluntariado, ninguno de estos héroes, en lo más recóndito de su pensamiento, esperaba encontrarse con aquellas trágicas situaciones que marcaron para siempre la vida de los paceños.

Arriesgando sus propias vidas, bomberos, policías y voluntarios lucharon contra la furia de las aguas y la crudeza del frío en la trágica jornada del martes.

Junto a ellos, decenas de valientes anónimos, sin medir consecuencias, salvaron la vida de varias personas.

“Hay que ayudar”, fue la consigna implícita de los héroes.

A costa de la propia vida: los bomberos hicieron más que cumplir con su deber
Los héroes en la catástrofe

“Mi fortaleza viene de la tropa“

Las goteras que empezaron a chorrear desde el techo de la vetusta oficina del Comando de la Unidad de Bomberos Antofagasta, como consecuencia del granizo que inclemente caía afuera, fueron la primera señal de alerta que recibió el coronel Rolando Vizcarra.

Tenía la certeza de que algo horrendo estaba ocurriendo.

Las múltiples llamadas de auxilio comenzaron a llegar.

Había gente atrapada en la calle Mercado, el túnel de San Francisco, el pasaje peatonal...

El Comandante pulsó el timbre de alarma, ordenó a sus hombres que se cambiaran la ropa impermeable y a partir de ese momento empezó una larga jornada de esfuerzo sostenido en una de las operaciones más dramáticas que le tocaron vivir a este policía cincuentón que habla de su oficio de bombero.

Con la mente en casa

El capitán Oller Muñoz, del grupo SAR, salió en operativo junto a sus camaradas apenas se enteraron de las graves consecuencias que acarreaba la intensa lluvia incluso a los 20 minutos de iniciada.

Pero una vez que se encontraba en el lugar del suceso, tras verificar la magnitud de la precipitación, un oscuro temor empezó a rondarle la mente. ¿Cómo estaría su familia?

Entre paladas de granizo, que entumecía sus dedos, pues su regimiento no cuenta con botas para la lluvia, y corridas para socorrer a más personas, el oficial se daba modos para intentar comunicarse con su casa.

El corte momentáneo en las líneas telefónicas aumentó su desesperación, pero no podía abandonar su trabajo.

“Nunca en mi vida había visto algo así, yo soy de Tarija y vivo 16 años aquí... tanta cantidad de granizo y la gente que prácticamente era arrastrada por la corriente de agua”, explica el capitán.

Recuerda haber vivido las situaciones más dramáticas en la calle Honda, donde los comerciantes habían quedado atrapados e indefensos ante las consecuencias de la furiosa tormenta. “Había gente que al tiempo de pedir por ayuda tragaba mucha agua, también bajaban cuerpos a la deriva, sin control, seguramente en estado inconsciente se chocaban con los autos estacionados, todo muy triste”, narró Muñoz.

Finalmente, mediante una radio de su colega, el oficial logró comunicarse con el celular de un vecino, quien le informó que tanto su esposa como su bebé se encontraban sanos y salvos. “Cuando me han dicho eso me alivié por completo y volví a mi lugar de trabajo con más ganas de ayudar a los damnificados”, dijo el capitán Oller Muñoz, quien debe seguir despejando el granizo en alguna de aquellas arterias dañadas.

Los daños pueden observarse de manera objetiva en las siguientes fotografías:

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